Aprovechar las evaluaciones de desempeño para hablar abierta y estratégicamente sobre expectativas salariales puede marcar la diferencia en la retención de talento.
Mitad de año: más que una simple revisión
Con la llegada de junio, muchas empresas aprovechan para sentarse con sus colaboradores, revisar los objetivos alcanzados, ajustar los pendientes y analizar el desempeño del primer semestre. Estas reuniones, que a menudo coinciden con procesos de revisión salarial o ascensos, suelen verse como una formalidad por parte de muchos líderes.
De hecho, según un estudio reciente de la firma global de talento Robert Walters, para el 45% de los líderes empresariales, estas evaluaciones no son más que un trámite. Sin embargo, en un entorno laboral cada vez más dinámico y competitivo, este enfoque puede resultar costoso.
El salario, una razón clave para el cambio
El Estudio de Remuneración Global de Robert Walters revela que el 18% de los profesionales que buscan activamente un nuevo empleo lo hacen con el objetivo de conseguir un mejor salario. Además, 4 de cada 10 personas (41%) aseguran que comenzarían a buscar otra oportunidad laboral si en su próxima evaluación no reciben el aumento, bono o ascenso esperado.
“Este 2025 comenzó con congelaciones salariales o aumentos mínimos en muchas compañías”, explica Raquel Fernández, Associate Director en Robert Walters. “Por eso, es probable que en los meses de junio y julio veamos una oleada de profesionales tomando la decisión de cambiar de trabajo en busca de mejores condiciones”.
Las contraofertas: una herramienta para negociar
Ante este escenario, no es raro que muchos colaboradores utilicen ofertas externas para negociar con su empresa actual. Según el estudio, quienes aceptarían una contraoferta lo harían en su mayoría por un incremento salarial (90%), seguido por un ascenso (49%), mayor flexibilidad laboral (29%) o la posibilidad de trabajar 100% en remoto (28%).
Darle intención real a las evaluaciones
Más allá de revisar métricas y objetivos, las evaluaciones de mitad de año deben convertirse en espacios de diálogo estratégico. “Lo que realmente da valor a estas reuniones es la intención con la que se hacen”, comenta Fernández. “No se trata solo de medir avances, sino de entender qué ha cambiado en el colaborador, qué lo motiva hoy y hacia dónde quiere ir”.
Conclusión
Replantear las evaluaciones de desempeño como una herramienta para escuchar, valorar y retener talento puede marcar una gran diferencia en la salud organizacional. Hablar abiertamente de expectativas salariales, crecimiento profesional y motivaciones individuales no solo mejora el clima laboral, sino que fortalece la fidelidad y el compromiso de los equipos.
